La política es un extraño hábitat en donde la mayoría de los ciudadanos, quienes tenemos el deber y el derecho primordial de participar en ella activamente, siendo parte central de nuestra naturaleza humana (el poder tener voz, elegir, expresarnos, debatir y tener ideas e ideologías según sea nuestro imaginario, con libertad y responsabilidad sobretodo), la evadimos con la excusa de costumbre en un venezolano: "estoy harto de hablar de política". Los extremos nos han cegado y separado.
Me gusta la política y de hecho, tal como expresaba Arisóteles, somos animales políticos, es imposible desentendernos de ella; lamentablemente, en el país la polarización ha sido tal, desde antes del gobierno de Chávez pero que se ha ido agravando con este, que preferimos abstenernos de hablar de temas políticos por el descontento, desunión y odio que generan, hasta el sol de hoy, gracias a la diferencia tan radical de pensamientos. Por esta razón, es que me motiva hoy más que nunca a escribir brevemente sobre el tema, no con la finalidad de criticar a uno o a otro (de los dos típicos polos configurados en nuestro país), sino a realizar reflexiones que considero pertinentes para el devenir ciudadano en Venezuela.
Hoy en día, no creo que el problema estructural se encuentre en ver quién es el partido que tiene la razón, si la izquierda o la derecha. Para mí, nunca ha existido tal cosa, o al menos no en Venezuela, así como es imposible que un sistema político y económico se configure en alguna parte del mundo, puro en su totalidad.
Lamentablemente para muchos, las ansias de querer establecer un sistema socialista en Venezuela fracasaron hace mucho tiempo, siendo el Estado moderno enteramente burgués. Creo que por allí comienza el problema. En la crisis actual que vivimos, no basta con ser de izquierda o de derecha, las ideologías no son las que nos dan de comer. Esta crisis ha superado las fronteras entre la famosa división originada en el marco de la Revolución Francesa; es lo que nos une a ti y a mi, aunque lamentablemente tuvimos que llegar a esto para darnos cuenta e incluir al otro que veíamos como enemigo (oficialista y ex-oposición). Se puede creer fielmente, con base, en cualquier teoría, autor, sistema político o económico, religión, etc, pero si eso te impide ver la realidad en la que vives, tenemos serios problemas. No se trata de una guerra de ideologías, se trata de una crisis que ha dejado tanto al de la clase media pobre, como al pobre, más pobre aún.
Arribando un poco a la parte teórica en sociología, es pertinente revisar a Marx en La Ideología Alemana, sobretodo. ¿Qué es lo fundamental a tomar en cuenta, a mi parecer? La expresión de la 'falsa conciencia'. El autor siguiendo la corriente del llamado materialismo histórico, criticando a Hegel y a sus seguidores puramente idealistas, da cuenta de la falta de visión de estos últimos del mundo real y material; pues realizando un proceso de abstracción, idealizaban la realidad. Es como soñar. Imaginar algo que crees, fielmente, real. La ideología no devela la materialidad de lo real, sino que la encubre y distorsiona a su antojo.
Este muy breve párrafo intenta explicar mi parte teórica favorita del autor, y creo expresamente que es lo que está ocurriendo con, actualmente, la minoría de la sociedad venezolana a la que igualmente respeto y debe ser parte de las nuevas decisiones que sean tomadas en la nueva Asamblea Nacional. Muy irónicamente, siendo Marx el pionero más conocido del socialismo y el comunismo, es el que explica qué ocurre cuando a través de las ideas, construyes la realidad. Quizás no sea tan lineal como lo presento aquí. La cuestión es intentar trasladar parte de la teoría que conocemos a nuestra realidad.
No creo que la llamada oposición venezolana sea de derecha, así como tampoco creo que el oficialismo sea de izquierda; ambas ofrecen distintas cosas y, como todo, unas se cumplen y otras no. Hay que irse a lo real, cómo solventar una crisis que enfrentamos todos, aplicando políticas, decretos o leyes que permitan restituir el equilibrio de las esferas social, económica y política, básicas, en las que nos desenvolvemos.
Como expresé, la intención no se encuentra en dejar de creer en ideales, sino en realizar reflexiones sobre si se cumplen tus expectativas frente a eso en lo que crees. Si no tienes igualdad de oportunidades para prosperar, que la persona que se encuentra a tu lado, pero sigues creyendo fielmente en el capitalismo, evalualo; si te venden un discurso de izquierda, pero sigues sumido en necesidades, y sigues creyendo fielmente en el socialismo, evaluate.
Es hora de empezar a hablar de política, políticamente. De debates sanos y fructíferos aceptando y no juzgando, sino criticando visiones, incluyendo la propia. El deber ciudadano se encuentra allí, de estar a la altura de lo que se exige y lo que se quiere, de mostrar preferencias y opiniones, de elegir conscientemente lo mejor, ubicándose en una posición común y no egoísta. Empecemos a pensar por nosotros mismos, no en función de lo que otros quieren que pensemos.
Es hora de empezar a hablar de política, políticamente. De debates sanos y fructíferos aceptando y no juzgando, sino criticando visiones, incluyendo la propia. El deber ciudadano se encuentra allí, de estar a la altura de lo que se exige y lo que se quiere, de mostrar preferencias y opiniones, de elegir conscientemente lo mejor, ubicándose en una posición común y no egoísta. Empecemos a pensar por nosotros mismos, no en función de lo que otros quieren que pensemos.