Una aproximación a la relación entre petróleo y régimen político:
El presente fue un trabajo realizado
para una de las optativas de la Escuela de Sociología de la UCV con el profesor
Eleazar Mujica. Pretende ser un análisis sociopolítico a partir de la
sociología, donde el petróleo es la principal variable a tomar en cuenta; por
otro lado, la importancia se enfoca en la preocupación actual de la crisis
vivida en Venezuela dando pie a la realización de una introspección personal,
donde se pueda reflexionar acerca de cómo vivimos y por qué, desde un punto del
que el ciudadano de-a-pie probablemente no ha tomado en consideración.
Repensemos nuestra realidad.
Introducción:
El
debate actual, específicamente en América Latina, denota una gran preocupación
por los conceptos o categorizaciones que se hacen con respecto a determinado
régimen político; democracia, autoritarismo, neo-fascismo, dictaduras... todas
estas comprenden, en términos semióticos -de significado y significante-,
diferentes características que, según diferentes percepciones, pueden estar
presentes o no en un país determinado.
Por otro lado, se encuentra la
discusión acerca de la “maldición de los recursos naturales” y el rentismo
petrolero. ¿Cómo superar esa condición que nos ata a los ingresos petroleros,
sabiendo que son tan inestables? ¿Qué posibilidades hay de diversificar la
producción nacional e industrializar el país, teniendo grandes recursos
naturales que nos hacen dependientes de ellos?
Tomando en cuenta el debate
académico actual y la situación de crisis -también institucional- del país, en
el presente trabajo se intenta develar la relación existente entre la tenencia
de recursos naturales, específicamente el petróleo en Venezuela, y la presencia
de rasgos autoritarios que se van dando y estableciendo a medida que el Estado
toma posesión del monopolio de las empresas petroleras, en este caso, de PDVSA.
1. La maldición de los recursos naturales:
En primer lugar, es necesario definir “Petroestado”. Este se refiere simplemente a un Estado que depende de los ingresos de la exportación del petróleo para subsistir. Es decir, un Estado que vive del rentismo petrolero.
El
concepto de “la maldición de los recursos naturales” ha sido trabajado por
diversos autores que manifiestan que, un país que posea grandes recursos
naturales para su explotación, va a ser siempre dependiente de ello, es decir,
vivirá de una renta que no genera trabajo vivo como tal y el proceso de
modernización e industrialización no será efectivo.
Venezuela,
es uno de los países que más se acerca a ello. La dependencia petrolera genera
una renta con la cual ha sido posible diversificar la producción nacional; sin
embargo, resulta más fácil dentro del imaginario cultural, vivir de una renta a
pesar de que sea inestable y responda a las necesidades y ciclos del sistema
capitalista mundial.
No
puede atribuírsele este mal al gobierno de Hugo Chávez, a pesar de la crisis
que actualmente se vive en el país, ya que la dependencia por la renta
petrolera comenzó desde que se empezó a exportar petróleo. Los beneficios que
esto conllevaba, invisibilizaron las necesidades de producción nacional e
industrialización: resulta más fácil vivir de la renta petrolera importando
productos básicos, sin producir dentro del país.
Por
otro lado, un nuevo concepto azota la realidad venezolana: la maldición institucional de los recursos[1], que establece que, no
solo los recursos naturales afectarían la modernización de un país, sino que el
debilitamiento de las instituciones también lo hacen posible, jugando un papel
primordial, en este caso, el petróleo. Las instituciones dan forma al efecto
que el petróleo genera en cuanto a renta.
2. Instituciones:
Para
comenzar a caracterizar las relaciones entre el petróleo y el régimen político
que se establece, es necesario tomar en cuenta la forma en que se estructura la
sociedad y el Estado a estudiar a partir de sus instituciones, que son las encargadas de regular y establecer el
orden social, como diría Durkheim, mediante normas y leyes que mantengan
cohesionados al colectivo. Actualmente, intentan mediar en la relación
Estado-sociedad para generar cierto equilibrio en la tenencia del poder y
decisiones que posee el primero.
Un
Estado que pueda apropiarse de las instituciones que lo regulan, tendrá mayor
poder en todo ámbito para actuar conforme a sus intereses políticos y
económicos, y para tener el monopolio de decisión dentro de un país. En este
sentido, el gobierno de Hugo Chávez tuvo grandes ventajas al establecer una
relación directa con “el pueblo” -en su lenguaje populista-, quienes lo
apoyaron en cualquier instancia y decisión, haciendo promesas típicas de un
líder carismático que, mediante el uso de la palabra y el lenguaje, pudo llegar
no solo a la mente de sus seguidores, sino a sus corazones.
En
fin, estableciendo una red de apoyo dentro del mismo gobierno, quienes
compartían la misma ideología y metas para el país, el ejecutivo pudo
apropiarse mediante diferentes tácticas -unas constitucionales, otras no
tanto-, de los principales poderes: el ejecutivo en primer lugar, logrando ser
Presidente de la República, del Electoral, asegurando la continuidad de su
mandato, del legislativo, judicial, con la mayoría de miembros de su partido en
el Tribunal Supremo de Justicia y ciudadano.
A
la par, con la Reforma de la Ley de Hidrocarburos en 2001, Chávez tomó el
“control en las iniciativas conjuntas del sector petrolero” estando ahora en
manos del Estado, colocando grandes restricciones a empresas privadas, sin
impedir por supuesto la inversión extranjera -necesaria para el desarrollo de
estas-.
A pesar de estas restricciones a
empresas privadas predicando soberanía Nacional, el ente que ahora controlaría
todo en materia petrolera sería el Estado, cumpliendo un papel fundamental y el
más importante en la jerarquía de control. PDVSA pretende ser del pueblo, pero
ahora es del Estado.
3. Populismo:
Con
el debilitamiento de las instituciones que deberían ser autónomas y controlar
parte de las funciones y decisiones estatales, los mandatarios logran emplear
la renta petrolera a sus intereses y a su juicio, especialmente, en medidas
clientelares y asistencialistas, es decir, favores por votos y un excesivo
gasto social y público. PDVSA, visto como un Estado dentro del mismo Estado[2], crea filiales y programas
asociados a la ayuda y mejora de la calidad de vida social y popular de los
sectores más bajos de la población. Una parte de los ingresos petroleros se
emplean para estos fines.
Sin
embargo, ¿a quién se le rinden cuentas de los fondos empleados? Las reformas
administrativas de PDVSA luego del paro petrolero, permitían a esta empresa
desembolsar fondos sin informar al Banco Central, la Asamblea Nacional o a
cualquier poder que así lo requiriera y lo establecieran las leyes.
De
todo ello, el populismo es el resultante. ¿Se puede hablar de una democracia
con rasgos populistas? Autores lo afirman y otros lo ven incompatible. Sin
embargo, el hecho no se encuentra en los rasgos secundarios que componen una
forma de gobierno -populismos de izquierda y de derecha se evidencian en
América Latina y en particular, en Venezuela-, sino justamente en el régimen
político que se evidencie en las formas de actuar del Estado y del Ejecutivo.
El
querer apropiarse de los entes reguladores, las reformas hechas en la Ley de
Hidrocarburos y en la Constitución de 1999, evidencian que Venezuela no es un
país enteramente democrático, en el más moderno significado de la palabra.
4. ¿Autoritarismo?:
¿Cuál es la relación entre
autoritarismo y petróleo? Para Friedman (2006)[3] “El precio del petróleo y
el grado de libertad se mueven en direcciones contrarias”, lo que llamaría “La
primera Ley de la Petropolítica”. El autor intenta establecer una ley universal
de la que ha tenido evidencia empírica con sus estudios a lo largo de varios
años, comparando diferentes países que viven de la renta petrolera. Gráficos
que realiza, estiman que al aumentar los precios del petróleo, la libertad de
los ciudadanos disminuye, debido a que el Estado, que controla el monopolio de
las empresas petroleras, tiene mayores recursos de los que valerse para
mantenerse el poder mediante gastos sociales exacerbados, realización de
políticas que satisfagan a corto plazo las necesidades de sectores populares y
en cuanto a política exterior, le permite actuar frente a otros países con
mayor poder de manera estruendosa.
Sin
embargo, el eje central sigue encontrándose en las instituciones. El petróleo
las afecta de manera negativa en cuanto a calidad, sobre todo a las competentes
en materia económica y política. ¿Qué
puede argumentarse acerca de Venezuela? Según Corrales y Penfold, (2012)
Venezuela constituye un régimen híbrido,
es decir, posee rasgos que lo calificarían como autoritario, pero por otro
lado, cumple con ciertas características que se describen como democráticas.
“...son sistemas políticos donde el
mecanismo para determinar el acceso a cargos del Estado combina prácticas tanto
democráticas como autocráticas: existen libertades, y a la oposición se le
permite competir en elecciones; pero el sistema de frenos y contrapesos se
torna inoperante permitiendo un dominio absoluto del poder ejecutivo.”[4]
¿Qué ocurre con las alzas y
bajas de los precios del petróleo? Estos regímenes híbridos
son difíciles de socavar, por ejemplo, al haber una disminución de los precios
del petróleo. Con el control de las instituciones, pueden establecer
estrategias que permitan su mantenencia en el poder; a diferencia de las
democracias, en donde existen mayores probabilidades de fracaso al ocurrir un
colapso petrolero. Sin embargo, con un auge en los precios del petróleo, estos
regímenes se consolidan aun más, por sus prácticas clientelistas,
asistencialistas, las condiciones del país -de consumo, calidad de vida,
bienestar- y una ilusión de armonía[5] que, por supuesto, es
pasajera y de corto plazo.
Por
otro lado, es importante tomar en cuenta que el Gobierno de turno no es el
único existente en el marco de las relaciones de poder dentro del Estado; los
partidos políticos que convergen alrededor de este, también juegan un
importante papel que condiciona la decisión de apoyo o no de los ciudadanos,
como parte de un rasgo o característica democrática de los régimen híbridos.
Sin embargo, el accionar de estos, es decir, de la oposición, no presenta
suficientes ventajas como para competir de forma igualitaria en la búsqueda de
seguidores y por el poder.
La
baja de los precios del petróleo le da ventajas significativas a la oposición
para accionar y competir contra el Gobierno; esto puede apreciarse actualmente.
La oposición aprovecha las desventajas del Estado en no poder desviar los
ingresos petroleros hacia, por ejemplo, el gasto social o el bienestar general
de los ciudadanos, por lo que genera cierto rechazo en ellos y optan por seguir
los dictámenes del partido opositor que propone diferentes salidas a la crisis
que, en parte, es debida a la significativa baja de los precios del petróleo
-sin embargo, el problema de la crisis viene arrastrándose desde hace mucho más
tiempo-.
Cómo influye sobre el gasto social, la
competencia política y el rendimiento de cuentas institucional[6]
Constreñida por
instituciones
|
No constreñida por
instituciones
|
|
Competencia política baja
|
Subfinanciamiento
|
Compinchismo
(amigos y familiares)
|
Competencia política alta
|
Gasto
a favor de los pobres
|
Clientelismo
|
Otros gráficos como los de Rusia, Nigeria e Iran, que realizó el mismo autor, expresan lo mismo que para Venezuela.
Apoyando
estos postulados, Ross, (2001) los argumenta desde los ingresos de un país.
Cuanto mayor sea el ingreso, más democrático es. La excepción son los países
petroleros. Con el aumento de los ingresos, los ciudadanos tienen menos
facultades de pedir rendición de cuentas por parte del Estado en el manejo de
los fondos, ya que existe cierta estabilidad económica -a mediano plazo-.
6. Expresiones autoritarias:
A
partir del análisis previamente realizado, se pueden apreciar significativas
expresiones que denotan claramente un régimen autoritario o autocrático. Sin
embargo, no es solo el Estado -a pesar de ser este el que controle las
instituciones-, el que se hace de estas prácticas; estas características han
ido migrando de donde se formaron -del ente o la figura de dominación, como
diría Weber- hacia la sociedad, que absorbe como un hijo que imita a sus padres
las acciones estatales. Es entonces donde podemos decir que el Estado
representa una figura de poder que debe ser el ejemplo para sus ciudadanos.
- Concentración de poderes -siendo el eje central para lograr todas las siguientes características-;
- Malversación de fondos;
- Corrupción;
- Despilfarro del ingreso;
- Falta de rendición de cuentas;
- Uso de ingresos en campañas políticas a favor del Gobierno o del Estado;
- Gasto público exacerbado que se traduce generalmente en asistencialismo y clientelismo;
- Reformas y cambio en leyes para el interés del ejecutivo;
- Mayor capacidad represiva por parte del Estado (gasto Militar)...
En
este punto, juega un papel fundamental la Cultura del Petróleo[7]; esta no solo nos fue
impuesta con el cambio de nuestras prácticas culturales cotidianas -como el
patrón de consumo, las relaciones sociales y de producción, vestimenta y el
trato hacia el otro-, sino que llega a socavar dentro de un imaginario colectivo
que se encuentra más a fondo. La tenencia de petróleo nos hace más vulnerables
a creer que somos más poderosos que el resto, cuando ocurre todo lo contrario;
somos más vulnerables al resto si no tenemos la madurez de enfrentar y superar
las consecuencias que su renta trae consigo.
7.
Crítica:
no existe relación directa entre petróleo
y autoritarismo:
Haber
y Menaldo, (2009) por otro lado, cuestionan esta teoría impulsada
principalmente por Friedman (2006). Estos autores se basan en el concepto de la
Maldición de los recursos naturales y la Enfermedad Holandesa[8]; la razón que argumentan
para desmentir lo que pretende ser una ley universal, es que la maldición es un
proceso histórico, ya que, si el petróleo fuese la causa de autoritarismo,
podría afirmarse entonces que si un país no contase con el recurso, entonces el
rumbo de su historia en cuanto a industrialización y régimen político sería
totalmente distinto.
Conclusiones
El
eje central de estudio para este análisis se encuentra en las instituciones; un debilitamiento o
concentración de su poder en manos del Estado, generaría un gran marco de
oportunidad para controlar, desde este último, decisiones, acciones y, en este
caso en particular, el manejo de la renta petrolera. Sin embargo, existe
también una correlación directa que indica que el petróleo, a su vez, “afecta
de manera negativa la calidad de las instituciones económicas y políticas en
general”[9], por lo que estas dos
variables actúan conforme a una especie de ciclo que, si se quiere establecer
un equilibrio, debe estar mediado por un ente autónomo y regulador.
Por
otro lado, el petróleo ha ejercido un papel decisivo en el desempeño de las
políticas implementadas en Venezuela; este puede correlacionarse con otras
variables y factores como la generación de partidos, su manejo en cuanto a la
ideología del ejecutivo, en el Pacto de Punto Fijo -por ejemplo-, etc.
A
pesar de que no puede establecerse una ley universal que indique una relación
directa y lineal entre el petróleo y el autoritarismo, la realidad actual
venezolana, junto al gobierno de Hugo Chávez sobre todo, indican que el mal
manejo del recurso, como se ha hecho a lo largo de toda la historia de
Venezuela, conducen a decisiones, acciones, políticas y formas de gobernanza
que se pueden comparar con características autoritarias, como las descritas
anteriormente. La renta petrolera representa un ingreso exorbitante para el PIB
de un país, por lo que el control de esta es la prioridad de los que aspiran a
llegar al poder. Una vez allí, se generan disfunciones que corresponderían al
manejo correcto, limpio y ‘democrático’ de los ingresos.
En
otro sentido, las bonanzas petroleras también influyen en el desempeño del
Estado; estas generan mayores rasgos autoritarios ya que el ingreso aumenta y,
con ello, las posibilidades de control del Estado en la economía y la política.
En relación inversa, una disminución de los precios del petróleo favorecería a
los partidos opositores, por tener ventajas competitivas frente a un Estado o
un partido de gobierno que no tenga el mismo gasto público para satisfacer las
necesidades de su electorado.
Concuerdo
con la tesis de Javier Corrales y Michael Penfold, que establece que Venezuela
actualmente posee una forma de régimen híbrido en donde se evidencian rasgos
democráticos, así como autocráticos, generados en mayor parte por la toma de
instituciones que anteriormente eran autónomas, como por las recurrentes
bonanzas petroleras que el país ha vivido en los últimos años.
En
último lugar, el Estado, quien maneja todo el monopolio correspondiente al
petróleo, va generando rasgos autoritarios -a medida que los precios del
petróleo caen o aumentan- que se traspasan a la sociedad, quien tiene que, de
alguna manera, ‘sobrevivir’ frente a, por ejemplo, la corrupción reinante en
las instituciones que son parte ahora del Estado, y esta se convierte también
en corrupta. Por lo que la Cultura del Petróleo no solo nos ha afectado en
nuestras prácticas cotidianas superficiales, sino en nuestro imaginario de
raíz.
[1] Corrales, J. y Pendold, M. (2012).
[2] Corrales, J. y Penfold, M. (2012).
Pág. 124
[3] Artículo publicado en Foreign Policy
en 2006.
[4] Corrales, J. y Penfold, M. (2012).
Pág. 11
[5] Naím, M. y Piñango, R. (1984)
[6] Tomado de Corrales, J. y Pendold, M.
(2012). Pág. 67
[7] Quintero, R. (2011).
[8] Este concepto se refiere
específicamente a la desindustrialización generada por la tenencia de recursos
materiales, que deriva en un aumento de las importaciones y falta de producción
nacional, a pesar del ingreso que la renta del recurso -en este caso, el
petróleo- genera.
[9] Corrales, J. y Penfold, M. (2012).
Pág. 110
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